tus brazos siempre tienen el por qué y el por dónde,
será que la distancia le hace bien al suicidio,
la luz que va buscando lo que a veces me escondes.
Hoy regreso y tu boca me parece distinta,
no me acostumbro al cómo de tenerte en abonos,
ese modo de andar despertando a la vida
suele ponerte hermosa y a mí un tanto loco.
Que doblen las campanas de esta noche perdida,
que se vaya el silencio repitiendo tu nombre,
porque puedo acortar de tu distancia a la mía
arrebatándote un beso para mostrarte al hombre
que ni entre sueños te olvida.
Para volver al centro me hacen falta tus ojos
y el calor de tus piernas para seguir con vida.
De una chispa del alma hasta el ultimo poro
me recorre tu olor sin encontrar salida.
ALEJANDRO FILIO
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